Los días se sucedieron tan rápidamente que no lo pude creer cuando llegó el momento de ir a despedirme del chico de la sonrisa mas linda...
Despues de días llenos de compañía mutua, ya que el es fotógrafo y periodista en Pinamar y me dejó acompañarlo a cubrir varios eventos, a tomar fotos, a repartir el diario de distribución gratuita que hace, entre otras cosas; después de conocer a sus pequeños príncipes y a su familia, después de que me sintiera en casa como hace bastante no lo sentía me di cuenta de que quizás era ahí donde debía quedarme, pero no quería lastimarlo por nada en el mundo, así que me dispuse a quererlo como el merecía, sinceramente, sin tapujos...
Tardes llenas de dibujos, noches de pelis, mañanas caminando a la orilla del mar, domingos de botes y mates, palabras, risas, miradas eternas y puestas de sol. Nos hicimos bastante pegados, nos gustaban muchas cosas similares, se nos daba por cantar a dúo y hasta me había invitado si queria a dormir en su casa, ya que su abuela tiene una casa enorme con muchas habitaciones, pero me daba mucha verguenza asi que no acepté, "quizas la próxima", le dije.
Millones de recuerdos me llevaba en mi corazón, sensaciones, el roce de la brisa del mar en mi cara y la frialdad del agua en mis pies... no puedo creer como uno en tan poco tiempo puede formar parte de la vida de otra persona y que ella forme parte de la propia.
El momento mas triste había llegado, aunque no quisiéramos, quedamos en mantener el contacto via msn y skype asi por lo menos la distancia no se iba a sentir tanto...
Me acompañó a la terminal, yo no quería irme, pero miles de responsabilidades me esperaban en capital, entre ellas mis bebes que estaban con mi vecina.
Con una promesa de volver a vernos pronto la partida fue sellada con nuestro primer beso, ese que me tenía como loca cada vez que lo veia juguetear con sus labios, cada vez que lo veía mirarme fijamente, cada vez que lo veía sonreir; si, sin dudas sabian tan perfectos y dulces como lo soñé o aun mejor.
