viernes, 30 de octubre de 2009

La Chica Que Trajo la Lluvia

Entré en ese bar para refugiarme de la lluvia, no porque no me guste sino porque la noche estaba muy fría; había salido a caminar para tomar un poco de aire y de paso salir de esa rutina que tanto agobia y me mojé sabiendo lo que hacía. Viernes casi de madrugada y al ambientarme casi cuando el cuerpo se estaba aclimatando oí una voz dulce casi como canto de sirenas que me embriagaba y al levantar la vista de la carta lo vi sobre el escenario observándome mientras abrazaba a una guitarra con el amor que se le podría profesar a una novia.
Rubio, de ojos verdes, una amplia sonrisa angelical y en sus labios llevaba la letra de “Te Doy Una Canción” de Silvio Rodríguez, aunque después de un rato de oirlo me di cuenta que tenia un gran repertorio de covers de artistas como Juan Carlos Baglietto, Sabina, Calamaro, Ale Sanz, Serrat y Arjona entre otros, pero todo no terminaba ahí ya que cantó algunos temas de su autoría. Por cierto mi preferido de la noche fue “Debería” porque la melodía sonaba super y la letra decia mucho, aunque el explicó que esa canción la habia escrito hace mucho tiempo.
Llegó el momento del receso, se acercó a la barra a tomar algo y le dije al mozo que le sirviera lo que gustara para tomar, que iba a mi cuenta, así que cuando se enteró caminó hacia mi mesa para darme las gracias y para preguntarme si podía sentarse a tomar lo que yo le había invitado junto conmigo y nos pusimos a hablar un rato. Todavía tenía el pelo mojado de la lluvia pero fue sumamente gracioso como teníamos tantas cosas en común.
Antes de levantarse para volver a hacer la segunda parte de la presentación me consultó si tenia planes para después, a lo que contesté con una negativa.
En un momento lo oi decir, esta canción va dedicada para la chica que trajo esta noche la lluvia y comenzaron a sonar los acordes de “El Gigante de Ojos Azules” de Baglietto, imposible pero real como el supo que esa era una de mis canciones preferidas.

Mas Soledad

Los días hasta que Manuel se fue pasaron tan rápido que no lo pude creer, yo ya me había reincorporado al trabajo y el había prometido que volvería a verme en cuanto tuviera un tiempo libre.
Me había vuelto casi adicta a las caminatas por las noches y mas si la lluvia caía sobre mi rostro.
De a poco me volví a adaptar a la soledad, ocupó cada instante y de vez en cuando se me daba por llorar.
La nota que me había mandado a cubrir el Jefe tuvo mucha repercusión, es mas, el número donde salió fue el mas vendido del año, así que recibí un gran regalo por las felicitaciones.
En uno de mis ratos de ocio, que no son muchos, me anoté en clases de canto, una cuenta pendiente que tenía desde chiquita y la verdad que me hace muy bien como forma de poder canalizar las cosas que me estaban pasando.
Una nueva yo quería salir a explorar el mundo, solo necesitaba descubrir como.

sábado, 24 de octubre de 2009

Bienvenidas Tristes Noticias!!!!

Cuando llegué a Buenos Aires deje mis cosas en casa y fui corriendo a la editorial para verlo a mi Manuel, pero algo había cambiado sin saber porque.
- “Mi Bella, tenemos que hablar”, me dijo
Un sudor frío recorrió todo mi cuerpo, al parecer una mala noticia tenía para darme y comenzó a hablar.
- “Tengo que volver a mi país, las cosas están peor de lo que pensaba y estuve conversando con el jefe mientras tu estabas de viaje y el me dijo que el trabajo en la Argentina no es del todo seguro, hoy puedes tener el mejor y de un segundo a otro desisten de tus servicios”.
Los ojos se me habían llenado de lágrimas, tanto tiempo lejos suyo y ahora esa mala noticia. Le pedí por favor que reconsiderara su decisión, que no había porque tomar las cosas tan a la ligera, pero aunque eso le dolía hasta lo mas profundo sabia que no había vuelta atrás.
- “Vente conmigo, Bella”
- Mira Bonito, me encantaría irme contigo, pero no puedo dejar mi trabajo, me costó mucho llegar a ocupar este lugar como para echarlo a un lado… no es por ti, eh? No quiero que pienses eso… es solo que tengo el trabajo que desee toda mi vida y no quiero perderlo.
En ese instante me abrazó con mucha fuerza y me dio el beso que tanto esperé en todo este tiempo en Venezuela, ese era el Bonito que extrañaba y aunque hoy tenía un gran dolor en el alma sabía y tenía que aceptar que eso era lo que el quería.
Ya se había hecho la hora de salida, me quedé haciéndole compañía toda la tarde mientras trabajaba y decidimos ir a caminar… En la noche no había luna, estaba el cielo de un gris profundo, ese que tantas veces me había acompañado y sabia que en cualquier momento iba a llover.