jueves, 13 de febrero de 2014

Un Nuevo Camino

Minutos después de que ingresé a sala de partos, me indicaron donde tenía que ponerme y me preguntaron si quería o no que me aplicaran la anestesia; debo reconocer que el dolor me tenía en otro plano así que le pedí que por favor me la pusieran. Tanto contacto con madres a lo largo de mi carrera habían hecho que no le tuviera miedo a este momento, pero si mucho respeto y como me habían dicho que en general suele doler bastante y a mi las contracciones ya me tenían medio a mal traer no quería arriesgarme, quería recordar ese instante como mágico. El anestesista llegó en cuestión de minutos y mientras que aguardábamos a que llegara mi obstetra, la partera me pidió que pujáramos a ver si el bebe comenzaba a bajar. Dicho y hecho, la anestesia ya había comenzado su efecto, debo reconocer que era mas que placentero y en medio de pujo y pujo vi llegar a la Doctora Carolina que me decía: "Yo te dije que el día era hoy, en minutos lo vas a tener con vos" El alma volvió a mi pecho, eso es lo que mas deseaba en el mundo entero, así que me puse a pujar con todas las fuerzas que tenía, inhalar durante 3 segundos hacer fuerza con la cola y luego exhalar, tras un pequeño descanso de otros 3 segundos había que volver a empezar, hasta que en un momento la Doctora me dijo: "Ya casi está, un pujo mas, ya tiene la cabecita afuera" y con el último pujo ella lo sacó y me lo puso sobre el pecho. "Bienvenido Principito de mamá", le dije y mientras una lágrima recorría mi cara sentí como alguien me miraba, giré la cabeza y allí estabas, igual que cada noche acompañándome, sosteniéndome y sobretodo amándome. Mi nuevo camino comenzaba ahí, en donde el amor era el cimiento sobre el cual construiríamos nuestros sueños, en donde veríamos crecer a nuestro bebé, ese que llenaría con sonrisas cada instante de nuestras vidas.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Mucho mas que una experiencia

Tempranísimo, tal como me había dicho la doctora por el tema de la disponibilidad de camas fui camino al sanatorio. El día estaba recién empezando y aunque estaba bastante fresco todo valía la pena porque hoy tendría conmigo a la otra parte de mi corazón, mi bebé. Llegué al sanatorio y luego de hacer todo el papelerío me dejaron esperando a que terminaran de preparar la habitación ya que estaban dando de alta a otras mamas, así que solo era un cambio de jugadores como en el fútbol. A la hora, ya me habían dado mi habitación y tenía que terminar de acomodar mis cosas, porque una enfermera vino a decirme que mi camino era demasiado corto, que ya la tenía que acompañar, que dejara bajo la almohada un camisón, un corpiño y una bombacha para cuando me bajaran. Hasta el cuarto piso fuimos con un ascensor, obviamente caminando porque no tenía contracciones dolorosas y me acomodó en sala de pre parto (que es el lugar en donde te ponen el goteo si ven que la dilatación no avanza y te preparan para el gran momento). Una partera se presentó y me dijo que ella iba a estar conmigo para acompañarme, para hacer que ese momento fuera mas llevadero, me explicó como iba a ser el procedimiento y que iba a venir a controlar mi dilatación para ver cuando podía darme la buena noticia de que la sala de partos me esperaba. Me puso el goteo y mientras escuchaba la radio y cantaba alguna canción empezaron los primeros dolores, cada vez mas fuertes, pero la dilatación no avanzaba... debo reconocer que recé bastante y traté de concentrarme y respirar profundo para apaciguar el dolor. Cada minuto era una eternidad y todo lo que yo pensaba parecía estar cada vez mas lejos, porque la partera vino varias veces y me decía: "Todavía falta" Cambié la posición, en vez de seguir recostada me senté y cada vez que tenía una contracción respiraba muy profundo y contenía el aire y me agarraba con fuerza de la cama. Llegó el momento en que a las 12:45 me llevaron a sala de partos, la espera se agotaba, poco faltaba, una nueva experiencia para recordar. Mis sueños se estaban por cumplir, al fin tendría una familia, una personita chiquita que me mire con ojos de ternura, que me abrace y que me bese infinidad de veces, una personita que iba a nacer nada mas y nada menos que del amor.

La Antesala a un Gran Amor

Desperté con el sonido de la alarma; mi Gabriel todavía estaba a mi lado por eso las pocas horas que dormí había descansado en tranquilidad. Fui a bañarme, me alisté, agarré los papeles que me habían solicitado que llevara a la clínica, el bolso en donde tenía las cosas del bebé y mis cosas y así salí a la calle. Gabriel había prometido no dejarme ni un segundo sola, porque estaba con bastante miedo, era una nueva experiencia y aunque quizás esta no la olvidaría jamás tenía que mentalizarme que solo era un momento mas que debía pasar para llegar a eso que me acercaría a mi hijo. Tantos años pensando, tantos años de sueños, de ideas, imaginando como sería ese instante en el que tuviera a mi bebe sobre mi pecho. Quien hubiera dicho que sería de esta forma? creo que ni yo, porque con todos los mal de amores que rodearon mi vida, tantos llantos, tantas decepciones y cuando en realidad encontré a alguien que me da luz, tiene que ser un ángel. Porque habría de pedirle que deje todo por mi? porque renunciar a todo aquello que podría ser perfecto por estar a mi lado? Miles de preguntas daban vueltas por mi cabeza, quizás porque necesitaba no pensar en los nervios que me llevaban casi flotando al sanatorio. Así como prometió, no se apartó de mi lado, me miraba con ojos de amor, de ese sincero que no se ve habitualmente en este planeta, su presencia me había cambiado por completo, me había dado las fuerzas para afrontar todo aquello.