miércoles, 12 de febrero de 2014

Mucho mas que una experiencia

Tempranísimo, tal como me había dicho la doctora por el tema de la disponibilidad de camas fui camino al sanatorio. El día estaba recién empezando y aunque estaba bastante fresco todo valía la pena porque hoy tendría conmigo a la otra parte de mi corazón, mi bebé. Llegué al sanatorio y luego de hacer todo el papelerío me dejaron esperando a que terminaran de preparar la habitación ya que estaban dando de alta a otras mamas, así que solo era un cambio de jugadores como en el fútbol. A la hora, ya me habían dado mi habitación y tenía que terminar de acomodar mis cosas, porque una enfermera vino a decirme que mi camino era demasiado corto, que ya la tenía que acompañar, que dejara bajo la almohada un camisón, un corpiño y una bombacha para cuando me bajaran. Hasta el cuarto piso fuimos con un ascensor, obviamente caminando porque no tenía contracciones dolorosas y me acomodó en sala de pre parto (que es el lugar en donde te ponen el goteo si ven que la dilatación no avanza y te preparan para el gran momento). Una partera se presentó y me dijo que ella iba a estar conmigo para acompañarme, para hacer que ese momento fuera mas llevadero, me explicó como iba a ser el procedimiento y que iba a venir a controlar mi dilatación para ver cuando podía darme la buena noticia de que la sala de partos me esperaba. Me puso el goteo y mientras escuchaba la radio y cantaba alguna canción empezaron los primeros dolores, cada vez mas fuertes, pero la dilatación no avanzaba... debo reconocer que recé bastante y traté de concentrarme y respirar profundo para apaciguar el dolor. Cada minuto era una eternidad y todo lo que yo pensaba parecía estar cada vez mas lejos, porque la partera vino varias veces y me decía: "Todavía falta" Cambié la posición, en vez de seguir recostada me senté y cada vez que tenía una contracción respiraba muy profundo y contenía el aire y me agarraba con fuerza de la cama. Llegó el momento en que a las 12:45 me llevaron a sala de partos, la espera se agotaba, poco faltaba, una nueva experiencia para recordar. Mis sueños se estaban por cumplir, al fin tendría una familia, una personita chiquita que me mire con ojos de ternura, que me abrace y que me bese infinidad de veces, una personita que iba a nacer nada mas y nada menos que del amor.

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