Buscandote Mas Que En Sueños

Me desperté sin saber ni como ni donde, la sensación era como la de estar soñando, pero era tan real.
El suelo estaba cubierto de pasto, mas allá una gran cantidad de agua pero no entendía como había llegado ahí.
Al levantar la vista solo una persona había delante de mí, morocho de ojos marrones claros, contextura mediana, tes blanca y una sonrisa bastante escondida porque asegura ser un hombre serio.
Al parecer nos conocíamos, pero no sabía de donde, porque me miraba como concentrado, pensativo pero siempre con ternura... Estuve un rato solo observándolo, hasta que se me ocurrió hablarle, quizás no era lo que debería pero bue, en esos momentos uno hace lo que puede:
- disculpá, ¿nos conocemos?
- si mi amor, ¿que te pasa?, ¿estás bien?
- mmm la verdad que nose que me pasa, pero no me acuerdo y nose como llegué acá
- mi vida, soy yo, Ezequiel, vivimos juntos, no me asustes.. vinimos a pasar la tarde acá, nos gusta mucho la vida al aire libre

En ese momento no dudó y me abrazó bien fuerte, era como si el alma me hubiera vuelto al cuerpo, era como que me había hecho abrir los ojos..

- estás ahi mi amor!!!, le dije
- siempre estuve a tu lado, aun cuando creías no recordarme, pero sabía que cuando me sintieras todo iba a cambiar
- gracias por conocerme tanto, por entenderme, por ser tan tierno conmigo, por quererme mas allá de todo.
- Hermosa, tengo algo importante que decirte pero necesito una respuesta, ¿podrás darmela pero mirandome a los ojos?
- si, ¿tan complicada puede ser que no podría?
- Myrna de mi corazón, ¿te querés casar conmigo? es lo único que le faltaría a mi vida para estar completa...

El corazón se me salió del pecho, millones de sensaciones vinieron a mi y pensamientos sobre cuanto había esperado este momento y lo mágico que habia sido oirlo de sus labios.

- Obvio mi amor, me encantaría despertarme a tu lado.

Se emocionó muchísimo, casi hasta el borde de las lágrimas y me besó con todo el sentimiento que podía...

Lástima que cuando me besaba desperté y estaba en mi cama, casi por irme a trabajar el último día de la semana y de Ezequiel no tenía ni rastros, porque nunca lo había conocido mas que en sueños.