... Y ahí estabas, tan lindo como te recordaba antes de que te fueras por la licencia... gracias a dios no pasó a mayores lo del accidente y mirarte a los ojos es una de las grandes bendiciones siempre que venga acompañada de tu sonrisa.
León es su nombre, trabaja como seguridad en la puerta de la editorial y siempre hace que sonría aun cuando ya no tengo ni fuerzas ni ganas y que haya vuelto en este momento tan complicado de mi vida hace que vea las cosas un poco menos dramáticas. Con sus anécdotas, sus cuentos, sus chistes hace que me de ganas de conocerlo un poco mas; si bien nos vimos varias veces en las fiestas de la empresa o en salidas con los chicos no es lo mismo que poder tener tiempo para charlar tranquilos.
Había averiguado su mail y mientras estuvo de licencia le escribía, para mantenerme al tanto, me angustiaba que el no volviera a trabajar y así no poder verlo.
Una vez cuando había pasado un tiempo del accidente fui a su casa y aun en ese momento tenía una fuerza envidiable y si bien le escribía supe que tenía que alejarme. Fueron los 8 meses mas largos de mi vida, entrar a la editorial y que no esté para recibirme era realmente muy triste.
Como no quería dejar pasar mas tiempo, le pregunté en ese mismo instante si despues del trabajo tenía algo que hacer, ya que podríamos ir a caminar.
- No, me dijo
... y quedamos que cuando terminaba lo pasaba a buscar.
Una caminata llena de buenos momentos, casi mágica podríamos decirle, tanto que de repente nos encontramos mirándonos fijo y con roce de nariz mediante casi al borde de un beso.
- Hoy no, le dije, siento que no tiene que ser hoy.
Con apenas una respiración sobre mis labios dijo: la frutilla del postre.
Ganas de besarlo debo reconocer que no me faltaron, es mas tenía unos nervios terribles; que me tuviera entre sus brazos, sintiendo sus manos tibias sobre mi cara era lo que necesitaba despues de tantas pálidas...
Era Mágico y no era un Sueño!
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