Tan Real Como Siempre

Tras una noche con millones de estrellas y algunas que solo se observaban por cuestión de segundos acabo la cuenta regresiva para pedir deseos. Siempre el mismo, el que aun guardo dentro del corazón desde hace años, pero si bien me muero de ganas de contárselos no puedo hasta que no se cumpla.
De tanto desear me quede profundamente dormida y en ese sueño me encontré con el, como hace tanto tiempo, como cuando nos miramos por primera vez a los ojos, como cuando me abrazo y me di cuenta que no quería perderlo porque cada segundo a su lado valía la pena. Solo la ilusión quedaba en mi corazón, solo podía soñar en que por unos minutos me abrazaba y me decía cuanto había pensado en mi todo este tiempo. Lastima que al despertar el ya no estaba a mi lado y que solo faltaba esperar a ver si eso de que las estrellas fugaces cumplen deseos era cierta.
Mi día volvía a su tranquila normalidad, lo habitual estaba en su camino y solo me restaba continuar con la búsqueda de Gabyta, pero decidí que lo mejor era no apresurar las cosas, había que dejar que nuestro destino se encargara de ello.
Cuando salí a encontrarme con Peter me pareció verlo a mi chico soñado en un colectivo, pero lo mas probable es que fuera producto de mi imaginación y de todo lo que trae desear y extrañar realmente a alguien. Había pasado tanto tiempo de la ultima vez que lo vi que cuando ya se esta acercando el fin de año nos damos cuenta de que la vida seria muy diferente sin esas personas que le dan sentido a tu vida y hacen que tu rutina sea para disfrutar por tenerlo a tu lado.
13:30 estaba en Azopardo pasando a buscar a Peter para ir a almorzar y con el una carpeta en donde al tiempo de comenzar a comer me contó que en ella tenia algunos datos que podían coincidir con los de mi amiga perdida. Milanesa a Caballo fue mi pedido, no existe nada mas rico y Pedro se pidió un Bife de chorizo con papas fritas; para tomar una Seven Up Free y una Coca Cola. Luego de conversar un rato creímos que ya era tiempo de plantear lo que en realidad había llevado a organizar este almuerzo. Montones de nombres, de direcciones, de datos, pero ninguno coincidía con los de ella, hasta que de repente decidí elegir algunos para comenzar a probar suerte y sin postre me dirigí a la redacción a buscar nuevo trabajo para entregar la semana entrante.
Día de calor agobiante, ganas locas de estar en pileta pero nada podía hacer al respecto, esto de vivir en departamento tenia sus contras y una era esa. Al llegar a casa Cleo y sus bebes adoptivos me esperaban para mimarme un rato; sentía que algo estaba cambiando pero no lograba darme cuenta que era. En los últimos días El Gallego no había dado noticias y según un amigo en común me había contado que lo había visto una noche cenando con una niña muy bonita y que se lo notaba extraño, que el ya no era el mismo. Pero de su boca o de sus manos no habían salido palabras al respecto entonces no podía confirmar esa información.
Luego de darme un baño reparador me puse a preparar la comida para la noche, aunque esto de cenar sola no me gustaba tendría que hacerme a la idea porque ese era mi destino actual. Ensalada con lechuga, tomate, jamón, queso, huevo duro y arroz, una elección bien fresca para el día de hoy era lo que me esperaba en el balcón mientras encendía la laptop para ver las ultimas novedades.
Al ingresar a mi cuenta me encontré con otra tarjeta y se me ocurrio agregar esa dirección al msn y no pude creer que ahí estaba Zeth conectado y diciendome: “Hola, como estas tanto tiempo?, al final pediste tu deseo?”; miles de cosas pasaron en ese momento por mi cabeza, aun mas cuando me dijo que esa tarde mientras caminaba me había cruzado y que tendría que haber abierto mas los ojos si esperaba volver a verlo. Después de todo no había sido una ilusión, el era tan real como siempre.